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Todos los medicamentos pueden provocar efectos secundarios y esto se debe a que no todos los organismos asimilan de la misma forma los componentes de los fármacos.
Un caso muy común son los antibióticos los cuales pueden causar diarrea, náuseas o dolor de estómago, incluso algunas reacciones alérgicas como la comezón o pequeñas ronchitas en diferentes partes del cuerpo.
En casos más severos, los efectos secundarios de los antibióticos pueden llegar a causar dificultades para respirar, por lo que es muy importante acudir al médico y que éste se mantenga al pendiente los resultados que se obtengan.
En términos generales los antibióticos funcionan eliminando las bacterias que nos causan una infección, sin embargo, hay algunas que son muy resistentes a cierto medicamentos, por lo que se requiere uno de mayor potencia.
Es muy importante que el antibiótico sea recetado por un médico y no por algún conocido al que le “funcionó de maravilla” tal remedio, pues se corre el riesgo de no tener el tratamiento adecuado y por ende la enfermedad puede agravarse a consecuencia de sus efectos secundarios y convertirse en una enfermedad crónica.
Mientras se toma un antibiótico los médicos recomiendan que el paciente no se exponga demasiado al sol, ya que en algunos casos, como el de la clindomicina, puede provocar diarrea.
Los pacientes que experimentan náuseas es porque su estómago es muy sensible, por ello es muy importante que tomen el medicamento acompañando los alimentos, pero hay que omitir por completo los lácteos.
Un efecto secundario común es el dolor de cabeza, pues algunas personas son muy sensibles a ciertos medicamentos y esto les provoca cefaleas.
La gastritis es reconocida como una enfermedad que puede sobrevenir luego de consumir antibióticos por mucho tiempo, sin embargo, se puede contrarrestar con algún remedio natural o casero como para proteger al estómago de ardores o malestares generales.
La historia está plagada de descubrimientos accidentales y la medicina no es precisamente la excepción, sino que es en este terreno donde más aportes se han logrado de manera circunstancial.
El descubrimiento accidental más popular, sin duda, es la penicilina, pues fue en 1928 cuando el científico Alexander Fleming investigaba sobre la...
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