La publicidad juega un papel fundamental en lo que creemos es necesario tener o no. El ser humano, por naturaleza, es posesivo, le gusta tener pertenencia, ya sea de objetos o sensaciones. Sin embargo, esto puede representar un problema económico si de pronto destina todo el dinero que obtiene a adquirir objetos que simplemente no necesita.

Todas las personas disfrutamos salir de compras, pues los objetos nuevos nos hacen sentir que tenemos un gran poder adquisitivo, aunque esto sea sólo una ilusión. Pero alguna vez se ha preguntado hasta qué punto consume por necesidad o si se ha convertido en un consumista.

Consumo significa satisfacer las necesidades presentes o futuras y se le considera el último proceso económico. Existen tres tipos de consumo, según las necesidades de la persona: Experimental (por novedad o curiosidad), Ocasional (basado en la disponibilidad del bien o servicio); y Habitual (que forma parte de las actividades cotidianas de la persona).

En tanto, el consumismo es un término que se ha empleado para explicar la idea de ¿cuanto más consumo, más feliz soy? y ocurre gracias al bombardeo publicitario del que somos objeto, ya sea en la televisión, la radio, el internet, los medios impresos o bien los anuncios espectaculares que encontramos en las calles.Todos ellos tratan de vender no sólo un producto sino un modelo aspiracional en el que le hacen pensar a la gente que adquiriendo cierto objeto o servicio su vida será mejor, aunque esto no sea así.

Las personas que son consumistas lo hacen porque la adquisición de bienes o servicios les hacen sentirse superiores a los demás, pues satisface su anhelo de poder.

El consumismo afecta a nuestra economí­a, por ello la próxima vez que esté a punto de dejarse llevar por el impulso de comprar algo ¿sólo porque en el aparador se ve lindo o alguien más lo tiene? piense si esa adquisición impactará negativamente sus finanzas.